Una de las mayores paradojas del mundo moderno, en el que el conocimiento, la reflexión, el debate y la libertad de opinión parecen haber llegado a un máximo, es que sin embargo la más oscura, tenebrosa, ancestral y más que demente superstición heredada de nuestro ignorante y oprobioso pasado no puede ser de ninguna manera ser cuestionada, ni tampoco comentada porque eso "ofende" a esos miles de millones de descerebrados miembros de una especie que nunca debería haberse autodenominado sapiens, porque es más que evidente que este calificativo nos viene demasiado grande.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
3 de enero de 2024
En una democracia se puede criticar todo, salvo los dementes delirios de pastores de cabras analfabetos
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