Los creyentes basan su moralidad en viejos y mohosos libros escritos por profetas analfabetos de tiempos remotos.
Y por ello no puede haber nada más peligroso que el que una
sociedad moderna se rija por la moralidad emanada de dioses coléricos y trasmitida
por profetas fanáticos y dementes de épocas en las que nadie siquiera pensaba en los más elementales derechos humanos.
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