Los creyentes, en su disparatada mezcla de desbordante imaginación e infantilismo mental, buscan siempre afanosamente la explicación más rebuscada a cualquier evento, esa "explicación" que siempre incluye la máxima dificultad: que una entidad todopoderosa y omnisciente, ajena al espacio-tiempo altere la realidad para inmiscuirse en los inanes asuntos de unos pobres monos bípedos con poco pelo pero con demasiado ego, una de las decenas de millones de especies que han evolucionado en un pequeño planeta, que orbita a una insignificante estrella, de una de las casi infinitas galaxias que componen el casi inabarcable y prácticamente infinito Cosmos que la Ciencia va descubriendo poco a poco.
Pero, tal y como magistralmente expuso el director Luc Besson en su célebre film "Juana de Arco", en una impresionante escena de tan solo unos pocos minutos, la realidad es que no hay que andar perdiendo el tiempo en los delirantes castillos mentales inventados por pobres ignorantes ya que siempre solo es una simple espada olvidada en un campo ¡Que lo disfruten!
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