Dios ha curado mi eczema; tengo una relación personal con Jesucristo; gracias San Agapito por ayudarme a encontrar trabajo; el Señor ha dirigido la mano del cirujano. Estas y otras afirmaciones que los religiosos repiten una y otra vez como muestra de la existencia de una deidad benevolente, en el fondo esconden la bajeza moral más miserable.
Porque si un ente atemporal, omnisciente y todopoderoso detiene las leyes de la Naturaleza simplemente para curar las hemorroides de una vieja monja o ayuda a un ministro papanatas y meapilas a encontrar aparcamiento, entonces sería el ser más perverso que se pueda concebir porque cada día miles y miles de personas sufren y mueren de las formas más horribles mientras esa supuesta benevolente deidad se dedica a satisfacer los infantiles caprichos de unos pocos elegidos, cuya principal característica es ser imbéciles profundos tal y como muy certeramente se muestra en el siguiente video.
No hay comentarios:
Publicar un comentario