Carl Sagan supo condensar en un par de minutos nuestro pensamiento y nuestra necesidad como especie de crecer intelectualmente, abandonando esas erróneas y tantas veces peligrosas supersticiones que nos han acompañado durante ya demasiado tiempo.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
Carl Sagan supo condensar en un par de minutos nuestro pensamiento y nuestra necesidad como especie de crecer intelectualmente, abandonando esas erróneas y tantas veces peligrosas supersticiones que nos han acompañado durante ya demasiado tiempo.
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