Una de las más peculiares características del dios judeocristiano es que con el tiempo se ha ido volviendo cada vez más perezoso. Y así, mientras que al principio trabajó mucho, haciendo grandes “milagros” como detener el Sol o separar mares, en la actualidad se dedica a producir milagritos que en el mejor de los casos son particularmente risibles. ¿Será que se ha aburrido ya de tanto mono egocéntrico?.
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