Para cualquiera que lea la Biblia como un mínimo racionalismo solo puede llegar a la evidente conclusión que este libro es un compendio de las más diversas y horribles atrocidades cometidas por esa zarza colérica que supuestamente nos creó en un acto de infinita "bondad".
Por ello es casi imposible elegir el pasaje más escabroso creado por profetas dementes, que castigados por el sol de los desiertos palestinos, pergeñaron una de las más grandes estupideces jamás escrita.
Sin embargo unas pocas docenas de palabras del libro más sagrado del siempre aborregado rebaño cristiano son suficientes para derruir hasta sus cimientos toda esa impúdica publicidad de un dios omnisciente y benevolente capaz de ser engañado por el siempre astuto señor del Averno con la que nos lleva intentado hacer comulgar la siempre peligrosa santa madre iglesia y sus innumerables hijos bastardos.
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