El siempre racionalmente incisivo Ricky Gervais expone en el siguiente video uno
de los grandes misterios que derivan de la religión: el que se considere
socialmente adecuado, y muchas veces hasta elogiable, que a los seres humanos se
les bloquee prontamente la capacidad de raciocinio para quedar anclados hasta
su muerte en un perpetuo infantilismo.
Porque todos entendemos que está bien que un niño de 4
o 5 años crea en las hadas, en los duendes, en el ratoncito Pérez, en Santa
Claus o incluso en el dios elefante o en el nazareno milagrero. Pero analizado
racionalmente, dice muy poco (y nada bueno) sobre el intelecto de un adulto que
a los 35 años siga "pensando" que tiene un amigo imaginario que le
ayuda a encontrar pareja o trabajo, que le cura las hemorroides, la diabetes o
ya puestos a seguir con el disparate, incluso el cáncer más agresivo.
Pero así es la mente humana, capaz de las mayores
proezas y desgraciadamente también de las estupideces más absurdas.
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