Una de las grandes paradojas del mundo moderno es, que mientras los ciudadanos acuden raudos al servicio técnico profesional para reparar su vehículo, teléfono móvil o cualquier otro electrodoméstico averiados y no al primer timador de tres al cuarto con el que se encuentran luego muchos de ellos, cuando hay algo más importante en juego como es su propia salud o las de sus seres más queridos, abandonan todo racionalismo y caen en las redes de esa infinidad de vendedores de carromato que dicen curar todas y cada una de las enfermedades conocidas y desconocidas mediante unas supuestas “energías” místicas solo accesibles a su “conocimiento” ancestral, que sin embargo hasta la fecha son indetectables para la Ciencia moderna.
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