Hay un hecho evidente, las personas sin creencias o directamente ateas son la "minoría" más perseguida del mundo, tal y como atestigua año tras año el informe "Freedom of Thought Report" publicado por la "Humanists International".
Aunque en teoría vivimos en el supuestamente avanzado siglo XXI la triste realidad es que la Humanidad sigue anclada a la ignorancia, la superstición y lo que es peor, a la intolerancia. De tal manera que:
* Más de 80 países tienen leyes que penalizan la apostasía, la blasfemia o el ateísmo, con penas que van desde multas, encarcelamientos más o menos prolongados hasta llegar a esas 13 infames naciones que castigan a los que no se someten a la estulticia religiosa a la pena de muerte.
* Las personas no religiosas siguen enfrentándose a la discriminación, la violencia y la persecución en muchas partes del mundo, tanto auspiciada por el estado como socialmente, particularmente en países con altos niveles de conservadurismo o conflicto religioso.
* En muchos países, a las personas no religiosas se les niegan derechos básicos, como el derecho a casarse o el derecho a ocupar cargos públicos.
En sentido más estricto, menos del 4% de la Humanidad vive en estados que son 'verdaderamente' seculares.
Un estado laico es un país en el que hay separación del poder religioso y político, y una política deliberada de neutralidad e igualdad hacia todas las creencias, con interés en maximizar la libertad de religión, de creencias o de increencias para todos los ciudadanos, algo que parece casi imposible alcanzar en esta Humanidad dominada por sotanados de todo tipo y condición que únicamente comparten una peligrosa y criminal estulticia independientemente de a quién narices decidan adorar.
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