Los creyentes, dentro de su manifiesta ignorancia, presentan "pruebas" acerca de una entidad supuestamente intemporal, omnisciente, todopoderosa y benevolente deidad. Y a la luz de cómo el mundo se ha desarrollado en los miles de millones de años que precedieron a la aparición de la humanidad y sobre todo, después de que supuestamente hubiéramos sido elegidos como el "centro de la Creación", solo caber concluir que si esa deidad existiera debería estar en presencia de un juez.
Supongamos un multimillonario, de esos que tiene tropecientos miles de millones de euros, que no podrá gastar ni en cien mil años de vida todo su atesorado patrimonio. Ese millonario termina por azares del destino teniendo en su poder la cura definitiva contra el cáncer. Distribuir este preciado conocimiento le costaría unos pocos miles de millones de euros, mucho menos del 1% de sus ingresos anuales. Algo así como si un trabajador medio de España, de esos que ganan menos de 30.000 euros al año, tuviera la opción de acabar con el hambre en el mundo por unos 300 miserables euros de sus ingresos anuales.
¿Es concebible que el millonario o que el trabajador hispano se negaran a terminar con esas dos grandes lacras que llevan asolando a la Humanidad desde hace milenios? ¿Qué pensaríamos de ellos si en su mezquina avaricia decidieran seguir atesorando esos millones de euros en el primer caso o esos insignificantes 300 euros si atendemos al trabajador, en lugar de de poner fin a la sufrimiento de millones de congéneres? Muy seguramente la sociedad en su conjunto les calificaría de miserables psicópatas que se regodean en el sufrimiento ajeno por no ver mermados en tan insignificante cuantía unos emolumentos que bajo cualquier prisma racional no se verían afectados de manera perceptible.
Pues ese mismo caso sería el de una entidad todopoderosa si decide en su infinita crueldad que no quiere acabar con el sufrimiento, primero humano y después el de toda la Naturaleza.
Y lo que es peor aún, todos aquellos que adorar a esta miserable entidad (esperando asquerosamente que les conceda algún privilegio en forma de milagro, cuando miles de millones de sus congéneres sufren y mueren de las maneras más indecibles) deberían ser condenados por colaboración en el mayor genocidio que pueda imaginar la especie humana.
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