Poco a poco los descerebrados antivacunas empiezan a notar las consecuencias ¡y de qué manera! de su inconsciente comportamiento.
Así, un pastor antivacunas (de esos que tanto abundan por tierras norteamericanas) llevaba desde el principio de la pandemia difundiendo todo tipo de bulos y mentiras sobre el coronavirus y las vacunas.
Pero tanto va el cántaro a la fuente, que este prepotente analfabeto científico un día se topó con ese virus al que tanto despreciaba y su estado fue empeorando, de tal manera que tuvo que ser ingresado en un hospital. Cuando tuvo que pasar a la UCI, su mujer afirmó en las redes sociales que
"está muy enfermo y necesitamos un milagro"
pero la pobre estúpida no entendía que el milagro más simple hubiera sido dejar de propagar bulos y haberse vacunado como cualquier persona inteligente. Pero claro, este demente abducido por el virus de la fe no necesitaba que los científicos ateos le profanaran su "santo" cuerpo con tecnología maligna. Y como era de esperar la siempre colérica zarza ardiente estaría a otros asuntos más importantes y el estúpido acabo falleciendo hace un par de días ¡cómo Dios manda!
Como ya dije, a veces te lo ponen muuuuuuuy difícil para no alegrarte de la muerte de alguien...
ResponderEliminarO quizás demasiado fácil.
EliminarHay que entender el contexto: su dios no necesita dar explicaciones, ha decidido que muera, por COVID-19 y no hay nada más que decir. Está claro que su mujer no es trigo limpio, ha pedido un milagro para salvarlo, en contra del designio de su dios, y además no se alegra de que vaya a morir y así poder gozar de la presencia divina... contexto, necesitamos contexto (y menos estupidez).
ResponderEliminarEsta noche las moscas podrán alimentar a sus larvas...
ResponderEliminarSi bien no debemos alegrarnos por ninguna muerte, lamentablemente aún quedan más de estos idiotas, quienes en sus delirios nos arrastran a todos hacia el peligro, y a la naturaleza no le importa si muere o no muere gente, solamente sigue su curso.
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