Aunque la Biblia es un compendio casi interminable de desvaríos y alucinaciones hay partes que superan los delirios más increíbles.
Porque quizás la parte más delirante es esa en la que Jesucristo está en soledad hablando con Dios como si fueran dos personas diferentes, aunque por supuesto dentro del dogma católico son la misma entidad que además están en contacto permanente por una especie de 5G celestial. Y luego encima esta disparatada conversación queda reflejada para la posteridad por unos individuos que no estuvieron allí, que tampoco conocieron vivo a Jesucristo y que escribieron el relato de los "hechos" casi un siglo después de la muerte de un personaje que examinado por un simple estudiante de primero de psiquiatría certificaría un diagnóstico claro de doble personalidad, delirios de grandeza y egocentrismo desbordado.
Pero hete aquí que miles de millones de simples se creen a pié juntillas este y el resto de despropósitos de un libro que debería ser estudiado como manual de enfermedad mental en todas las facultades de Medicina del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario