La principal característica de los creyentes es que suponen (sin prueba alguna por cierto) que son el centro del Universo y que todo gira a su alrededor, porque su amigo imaginario está dedicado a tiempo completo en escrutar sus miserables vidas y satisfacer sus mezquinos deseos.
Y así es frecuente encontrar casos como el recientemente acaecido en los siempre tan particulares EEUU de Norteamérica, en donde un pastor evangelista californiano acaba de agradecer en las redes sociales a su dios que en el incendio forestal que se declaró en su municipio su casa quedó libre de las llamas.
El hecho de que muchas viviendas de sus convecinos, también cristianos por cierto, quedaran arrasadas por el fuego y que varios bomberos sufrieran intoxicaciones y quemaduras varias parece no tener importancia para este mediador de lo divino.
Y por supuesto, el que cada día del año cientos de millones de personas vivan en las condiciones más miserables, mueran de hambre o de terribles cánceres y que el sufrimiento humano parezca no tener límites, no tiene importancia alguna ya que parece ser que al dios de este semideficiente mental no le importa nada de todo esto, ya que hay por ahí un creyente bendecido por la gracia divina que puede dormir a pierna suelta todas las noches en su incólume vivienda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario