Que los verdaderos creyentes están como un cencerro es algo más evidente que la luz del Sol. Y si no atentos a la suicida estupidez de un monje budista.
El susodicho, un tal Thammakorn Wangpreecha de 68 años
decidió en su soberana estupidez complacer a su reverenciado Buda y ni corto ni
perezoso usó una guillotina improvisada junto a una estatua de un
dios budista para que la figura religiosa pareciera sostener su cabeza después
de su decapitación. ¡Macabro a más no poder!
El idiotizado monje dejó una carta justificando su suicidio planeado durante 5 años porque
"Cortarse la cabeza era su forma de alabar a Buda."
Pero no se preocupen deudos y familiares porque este demente ofreció su suicidio a Buda con la esperanza de reencarnarse como un "ser espiritual superior", una creencia conocida en el budismo como "hacer méritos".
Así que ya saben, un tonto menos. Pero eso sí, santifiquemos las inviolables creencias.
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