Aunque España se vende como una democracia real, la triste realidad es que el nacionalcatolicismo fastiscoide impregna (y contamina) la vida de la sociedad.
Y el ejemplo más palpable es la censura grafitera del ayuntamiento franquista de Madrid en donde, de un montón de pintadas de arte urbano, “curiosamente” la desparecido la única que representa de manera el arte: esa que molesta al poder y hacer reflexionar a la cada vez más embrutecida ciudadanía. Y si no juzguen ustedes.
ANTES
DESPUES DE ALMEIDA REPRESOR CARAPOLLA
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