En un mundo demasiado complejo y sujeto a gravísimos problemas es evidente que hay que acabar con ese nefasto y más que peligroso respeto a las absurdas y dementes
alucinaciones de profetas analfabetos de la más o menos remota antigüedad.
¿Porque si en una democracia avanzada todo está sujeto al debate, a la crítica y también a la sátira, los comportamientos más ridículos y menos defendibles: las creencias en absurdos dioses fornicadores, están protegidas como lo más sagrado, cuando no son más que apolillados residuos de un remoto y supersticioso pasado?
Se puede y se debe respetar a todas las personas simplemente por el hecho de serlo pero de ahí a pedir que se respenten sus creencias sean cuales sean hay un abismo. ¿Cómo puedo respetar ideas que van contra de toda lógica, contra las evidencias, lo demostrado científacamento, contra la conservación del mundo o contra el bien común?
ResponderEliminarEn definitiva, todas las personas son respetables así sus ideas.