Los menores de edad son individuos cuyos derechos humanos más elementales están por encima de los deseos de sus padres. Sin embargo, cuando se trata de la religión parece que estos derechos son inexistentes.
En cualquier democracia mínimamente avanzada ningún padre se atreve a afiliar de por vida a su hijo recién nacido al partido socialista, al conservador o al reformista porque se consideraría abuso infantil, ya que ese menor ya tendrá tiempo de decidir por su cuenta sus opiniones políticas. Sin embargo, mucha gente ve no sólo normal sino deseable que su hijo quede marcado de por vida (muchas veces incluso con una mutilación genital) como seguidor de alguno de esa miríada de dioses inventados por ese conjunto de desequilibrados mentales que media humanidad adora como profetas.
Algún día tendremos que evolucionar, dejar la carga de la religión y verla como vemos ahora a la mitología griega.
ResponderEliminarEso espero.
A mi de pequeño me afiliaron al cristianismo y al celta de Vigo. Ahora ¡me cago en la religión y en el fútbol
ResponderEliminar¡Me troncho contigo! Recibe mi like
Eliminar