El siempre acertado Steve Cutts presenta en el siguiente video
una más necesaria reflexión. El actual mundo civilizado se basa en esquilmar de
manera exponencial los más que escasos recursos naturales, para aumentar la
producción de bienes de consumo que cada vez aportan menos al individuo y que
además tiene una fecha de caducidad más corta: una vorágine de pura
obsolescencia programada.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
Pues sí, necesitamos leyes (porque la sociedad de motu proprio no va a hacer nada, excepto algunos ciudadanos concienciados individualmente) que graven vía impuestos el coste ecológico de los elementos de consumo y por otra parte que esas leyes impidan a los fabricantes a adelantar la obsolescencia de sus productos, que es el otro gran problema.
ResponderEliminarHay gente que está cansada de cambiar tanto de móvil, de ordenador, de coche, pero los cambios a nuevas versiones de programas informáticos (aquí tengo que dar vivas a Linux) hacen que casi todo lo electrónico quede desfasado rápidamente, aunque no quieras cambiarlo. Los coches empiezan a tener que pasar más veces por el taller... así que no nos queda otra que hacer repercutir todos los gastos ecológicos, que no se repercuten en el cliente, pero eso en un mercado globalizado es muy complejo si no lo hacen todos los países al mismo tiempo.
Como demuestra la historia, solo haremos algo cuando ya no nos queden opciones. Y como dice un refrán español, "Y el que venga detrás que arree" o sea que las generaciones venideras nos van a odiar por haberles dejado el mundo que estamos haciendo.
Salu2