En una verdadera democracia se deben aplicar los derechos humanos más elementales a los segmentos de población más débiles, aquellos que históricamente han sido el principal blanco de discriminación y alienación de todas las religiones: mujeres, niños, homosexuales, etc. Y derechos humanos se deben aplicar incluso por encima de las preferencias individuales porque históricamente los más oprimidos son los que notan menos la opresión porque la consideran connatural.
Así no vale que una mujer alienada por siglos de dominación machista diga que ella lleva el burka por decisión propia y que acepta que su octogenario marido tome una nueva esposa núbil. No vale que un niño de 8 años diga que él ha decidido "libremente" amar a Jesús, o a Buda, o a cualquier otro miserable diosecillo que por su puesto le ha sido inculcado por sus padres y "educadores" por encima de todas las cosas.
Porque como bien dice el famoso comediante ateo Pat Condell en el siguiente video debemos ser intransigentes con los que llevan siglos imponiendo su intransigencia al resto de la sociedad.
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