Lejos de ese más que intragable cuento (solo apto para semidefientes intelectuales) de que una paloma
sideral mantuvo relaciones sexuales con la judía actualmente más famosa del
mundo, la humorista Henar Álvarez cuenta la verdadera historia de esa más que
recordada noche.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
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Ciertamente, la versión de la humorista resulta menos inverosímil que la ofrecida por los tardíos evangelios de Mateo y Lucas, los cuales se compusieron cuando Jesús ya llevaba medio siglo criando malvas. El evangelio más antiguo, el de Marcos, no informa de ningún prodigio relacionado con el nacimiento de Jesús.
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