La verdad es que no hay nada más risible que cuando un
creyente decide contar al mundo su "experiencia personal" con
Jesucristo, Iahvé, Alá, Visnú o el loado Gran Espagueti Volador ¡Ramen!, porque
entonces queda al descubierto la imbecilidad mental en su máximo esplendor.
Pero la risa se congela cuando el demente es, o va a ser, un alto cargo público
en el cual se van a depositar los dineros públicos y el futuro del país.
Porque resulta
que una futura ministra brasileña es toda una demente, que afirma sin pudor
ni verguenza que cuando era pequeña y mientras se encontraba subida a un árbol
observó que su "señor" Jesucristo se le acercaba y que, ni corto ni
perezoso, el nazareno zombi se encaramó también al árbol, de tal forma que la
futura ministra temió que se cayera y así se lo advirtió al mismo supuesto
"ente" que despeñaba gorrinos por los acantilados, curaba a ciegos,
multiplicaba panes, peces y vino y caminaba por las aguas.
La protagonista no
explica el motivo de esa más que sorprendente "aparición", ni porqué
fue elegida ella mientras cientos de millones de personas sufren lo indecible
con terribles cánceres, mueren de hambre o son brutalmente torturados, violados
o asesinados en todo momento. Pero ya sabemos que los caminos del señor son especialmente
inescrutables y que el panteón divino cristiano hace oídos más que sordos al
sufrimiento humano en todas sus variantes.
Y aquí tenemos a esta pobre demente pregonando a los cuatro
vientos su "experiencia" más preciada. ¡No me digan que no es para
inhabilitarla de por vida para cualquier cargo público y pensarse muy seriamente
si debiera estar bajo tutela de un tribunal que dirija su vida por su más que
manifiesta demencia!
Acabo de descubrir su blog.Encantadísima.!!!.
ResponderEliminarTiene cojones la cosa y bemoles las declaraciones pueriles de tan lerda menda
ResponderEliminarNo es de extrañar; aquí hubo y hay un montón de ministros y presidentes que antes o sólo han jurado sus cargos apoyando sus manos sobre una biblia y no sobre La Constitución. Y así nos fue y nos va, que antes defienden las propiedades del clero e Iglesia que el bien social y común en general.
¿De qué nos extrañamos?