¿Se imaginan una concentración de ateos en medio de una
procesión de Semana Santa riéndose de los piadosos descerebrados que descalzos
arrastran cadenas y se flagelan masoquísticamente? ¿Qué pasaría si lesbianas u
homosexuales se concentraran a las puertas de las iglesias y catedrales en plena misa dominical para
mostrar su repulsa por la homofobia eclesiástica?
En esos casos, muy seguramente la policía actuaría con
contundencia y procedería a la detención inmediata de los irreverentes, Rajoy y sus ministros meapilas declararían que esta
violación intolerable de la libertad de culto sería perseguida de oficio por el
fiscal general del estado, la derecha cavernícola pediría la prisión inmediata e incondicional de los
provocadores y asociaciones de abogados cristianos y las plataformas
nacionalcatólicas se personarían como partes ofendidas para solicitar hasta la
cadena perpetua no revisable si fuera necesario en el más que previsible juicio sobre los hechos.
Sin embargo, como en España vivimos en una
"democracia" de opereta y fascistoide, en donde no todos los
ciudadanos son iguales ante la ley, pues aquí paz y después gloria después de
que varias decenas de energúmenos neonazis hayan insultado a los integrantes dela cabalgata de las Magas de Valencia y hasta hayan coreado el himno fascista. Se vé que los niños de los perroflautas izquierdosos no tienen porqué ser protegidos en su felicidad como los otros.
Porque está más que demostrado que el nazionalcatolicismo es intocable en España. Y
por supuesto que nadie espere declaración alguna de los miembros filofascistas
del actual gobierno del PP mostrando la más mínima crítica a los neonazis ni a
la más que acomodaticia policía. ¡Asco de país!
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