El problema con la religión es que al ser considerada
superior a cualquier otra faceta humana, aún cuando sus acólitos en la práctica
son analfabetos mentales, es que permite las mayores barbaridades.
Y el último ejemplo llega de Indonesia, allí los siempre todopoderosos
clérigos musulmanes han decidido en su magna ignorancia vetar el uso de las
vacunas, porque según el sabio criterio de un beduino analfabeto estos
medicamentos contienen material porcino, absolutamente impuro para los
seguidores del Islam.
El resultado, un
brote de difteria que ha afectado a más de 600 personas y que ha producido la
muerte de al menos 37 niños. Esta es la terrible consecuencia de dejar en
manos de ignorantes analfabetos científicos, incapaces de distinguir una
infección bacteriana, la vida de las personas porque han dedicado su vida a memorizar
y repetir como loros las máximas escritas por otro analfabeto de tiempos
remotos.
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