Una de las más grandes indecencias del actual mundo
neoliberal es la consagración, en los máximos altares del reconocimiento, de sujetos
claramente disparatados, cuando no directamente ofensivos.
Porque que, a estas alturas del siglo XXI en donde miles de
millones de personas malviven en la miseria, se rinda todo tipo de homenajes a
un individuo que ha sido capaz de convencer a los más disparatados miembros de
la famosa "jet set": actrices, señoras de, aristócratas y ricachonas
varias, que deben pagar varios miles de euros por un simple par de zapatos, más
que estrambóticos la mayoría de las veces y totalmente antinaturales siempre, solo
puede considerarse un éxito de este actual mundo neoliberal y descerebrado, en
donde únicamente prima el individualismo y del más puro y descarnado analfabetismo mental.
Y así en España, un país en donde brilla por su ausencia el
más mínimo apoyo a esos miles de investigadores que dedican su todo su tiempo y
su intelecto, y muchas veces hasta su salud y su vida, en intentar hacer
avanzar (aunque sea sólo un poquito) el conocimiento, que se publicite a bombo
y platillo que un diletante ha conseguido estafar a la creme de la creme de la
sociedad mundial y se le dedique una exposición museística porque
"La gente ha de ver el zapato más allá de su función, como objeto de arte. Es imaginación, es cultura"
es directamente un caso para llorar de la manera más descarnada.
En resumen, así nos va en este miserable país de toros,
pandereta y "zapatos de diseño".
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