Aunque los cristianos piensan (lo que es mucho suponer) que
su libro sagrado la Biblia es un milagro, puesto que supuestamente fue revelada
palabra por palabra (a los que en la actualidad serían considerados simples
dementes por cualquier médico que haya aprobado la psiquiatría de primero de
carrera) por un ser omnisciente y todopoderoso (que sin embargo parece tener
una obsesión más que morbosa por los asuntos de alcoba de unos pobres monos
bípedos, habitantes de un insignificante planeta de un oscuro rincón de un
Universo prácticamente inimaginable), el verdadero milagro es sin embargo otro.
Porque como por arte de magia (esa que parece rodear a todo
lo que toca la religión) la incuestionable Biblia de antaño, en donde todo
aquello que por ser la verdadera palabra de la zarza colérica era irrefutable y
motivo para terminar en el potro de tortura o en el cadalso si un hereje se
atrevía a cuestionar, pasó poco a poco a convertirse en un libro casi de autoayuda
en donde en la práctica, salvo los cuatro cerriles analfabetos totales que
siguen practicando el literalismo bíblico, casi ninguno de los miles de
millones de autodenominados cristianos considera cierta.
Y este milagro de magnitudes épicas no fue el resultado de
ninguna revelación divina, sino por el contrario fue el fruto del trabajo de
esa tan denostada ciencia, que poco a poco, firme y constantemente ha ido
derruyendo a lo largo de los últimos siglos todas y cada una de las vacuas afirmaciones
totalmente erróneas de la Biblia (cosa nada sorprendente por cierto, viniendo
de la reata de iletrados que la pergeñaron), porque incluso hasta la curia
vaticana al completo sabe con total rotundidad (otra cosa es que sigan con la
pantomima que tan buenos resultados les ha rendido en los últimos dos milenios)
que su adorada "divina palabra" no es más que una mezcolanza sin
sentido alguno de los deseos y las locuras de esa larga saga de enfermos psiquiátricos
denominados profetas que ha dado esa siempre tan particular y castigada (por el
sol y por el fanatismo humano) tierra llamada Palestina o Israel.
...Ahí queda eso...
ResponderEliminar¿Interés o ignorancia?
Todo depende de quién sea la lectura, si de la jerarquía
o de la feligresía; aún por muy elevada que sea ésta.
(Doctores tiene la Iglesia para decir la verdad. Eso se dijo siempre)