Los cristianos se sienten muy orgullosos de sus creencias, a
las que consideran no sólo respetables sino dignas de la mayor consideración y admiración
por parte de todos los demás ciudadanos. Pero todo ello está basado en el
desconocimiento de su libro más sagrado. Así que cuando se les enfrenta con la
esencia de sus dogmas, la sorpresa y también la vergüenza se hace palpable en
sus rostros y sólo quedan las interesadas justificaciones.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
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Buenísima idea, dan ganas de jugar un poco con eso. Y es realmente así. No conozco un creyente que haya leído el supuesto libro sagrado. Defienden sus libros sin haberlos leído y eso determina su hipocresía. Y si alguno ha leído alguna parte, la interpreta a su antojo. Por eso esta idea es genial. Lo mejor es ver que los energúmenos se dan cuenta de que se ahorcan con la propia cuerda, al defender una ideología sin tener profundo conocimiento para hacerlo. Vemos en sus actitudes la semilla de la duda, plantada por ellos mismos, al comprender su ignorancia del asunto, que ellos dicen ser algo muy serio.
ResponderEliminarVale. Gracias.