Tras los terrible atentados de Francia ha pasado casi desapercibida una noticia que desde el punto de vista de la ciudadanía europea puede tener mayores consecuencias (invisibles eso sí) que el esporádico reguero de terror y sangre que van dejando de vez en cuando esos fanáticos yihadistas, dementes que sueñan con unas vírgenes etéreas a las que por supuesto nunca jamás podrán poseer porque su religión (como todas las demás por cierto) es más falsa que un euro de madera.
Resulta que los dos pesos pesados de la Unión Europea: los exministros de Finanzas de Luxemburgo y Holanda: Juncker y Dijsselbloem, actuales presidentes de la Comisión Europea y del Eurogrupo conspiraron durante años desde sus puestos ministeriales con las grandes multinacionales para construir un entramado legal que les permitiera a estas grandes corporaciones evadir miles de millones de euros en impuestos en todo el mundo, con el consiguiente resultado ya conocido por todos: si no hay ingresos en la Hacienda pública, los presupuestos de los diferentes estados se resienten y empiezan los recortes en el gasto social, lo que implica una subsiguiente desprotección de los colectivos más desfavorecidos de todos los países y en especial los más pobres del sur de Europa, produciéndose el inevitable resultado final de que millones de personas son abandonadas a su triste suerte y entran en la más profunda miseria, hecho que como muestran los más diversos estudios (además del sufrimiento que conlleva) implica a la larga la muerte prematura de muchos de estos excluidos sanitarios y sociales.
En resumen, dentro de unos años, las estadísticas sanitarias reflejarán inevitablemente que los brutales recortes en gasto social han asesinado a un número infinitamente mayor de ciudadanos europeos e inmigrantes (sobre todo ilegales) que todos los atentados yihadistas de las últimas décadas acaecidos en el territorio de la Unión. Pero eso sí, que quede meridianamente claro: nuestro objetivo para las próximas décadas es combatir con todos los medios y cueste lo que cueste (tal y como ha afirmado el clon de George Bush hijo, François Hollande) al fanatismo islámico. Y por supuesto, que a nadie se le ocurra preocuparse por esos millones de desheredados silenciosos, esos que cada día son más abundantes en nuestras futuras ciudades-fortaleza europeas, y que con la nueva "Guerra contra el Terror" verán mermados aún más si cabe las ya escasísimas ayudas sociales que todavía les quedan, porque en Europa nos vamos a gastar en misiles, bombas y demás carísimo armamento la herencia de la abuela y si es necesario empeñaremos hasta su dentadura.
En resumen, dentro de unos años, las estadísticas sanitarias reflejarán inevitablemente que los brutales recortes en gasto social han asesinado a un número infinitamente mayor de ciudadanos europeos e inmigrantes (sobre todo ilegales) que todos los atentados yihadistas de las últimas décadas acaecidos en el territorio de la Unión. Pero eso sí, que quede meridianamente claro: nuestro objetivo para las próximas décadas es combatir con todos los medios y cueste lo que cueste (tal y como ha afirmado el clon de George Bush hijo, François Hollande) al fanatismo islámico. Y por supuesto, que a nadie se le ocurra preocuparse por esos millones de desheredados silenciosos, esos que cada día son más abundantes en nuestras futuras ciudades-fortaleza europeas, y que con la nueva "Guerra contra el Terror" verán mermados aún más si cabe las ya escasísimas ayudas sociales que todavía les quedan, porque en Europa nos vamos a gastar en misiles, bombas y demás carísimo armamento la herencia de la abuela y si es necesario empeñaremos hasta su dentadura.
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