Es habitual encontrarse con un creyente que sorprendido no puede entender porque hay alguien en el mundo que no adora a su dios particular.
Y muchas veces cuando se le explica que ese ente ante el cual pierde miserablemente su tiempo es un constructo social de cada civilización o cultura, primero se muestra muy ofendido ya que la tolerancia de los creyentes tiende a cero y después inevitablemente acusa a su interlocutor de ser un ignorante y un pecador.
Para estos individuos está especialmente recomendado esta imagen que resume muy gráficamente lo absurdo de las creencias.
Para estos individuos está especialmente recomendado esta imagen que resume muy gráficamente lo absurdo de las creencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario