Uno de los grandes y más falaces argumentos de las personas religiosas es que su
explicación de la realidad, aunque no sea correcta, al menos es una explicación
y eso siempre será mejor que asumir el desconocimiento.
Pero lo que ha demostrado una y otra vez la experiencia en general, y
el conocimiento científico en particular, es que siempre es mejor asumir que se
desconoce una respuesta a conformarse con la primera patraña que suelta el alucinado
de turno.
Un ejemplo gráfico muy divertido de este choque entre dos formas de
pensar tan antagónicas como son el racionalismo y la religión es la siguiente
viñeta.
Porque si asumimos que el número "4" es una respuesta válida
para una pregunta compleja surgen dos grandes problemas. Primero, ¿para qué entonces vamos a seguir
buscando si ya tenemos una respuesta? Y segundo, basándose en esa respuesta
a todas luces errónea acabaremos construyendo castillos de arena sin ninguna base que nos llevarán
irremediablemente al fracaso más estrepitoso.
Por tanto, ante las eternas preguntas de ¿cómo surgió el universo?,¿cómo
apareció la vida o la consciencia humana? y similares lo mejor y más prudente es seguir
buscando, por supuesto siempre con la inestimable ayuda de la ciencia; pero no aceptar nunca jamás que la respuesta es ese ignorante
y erróneo numero "4" llamado
religión.
Totalmente de acuerdo, y ni hablar de que cuando empiece a aparecer evidencia para poder acercarse a una respuesta verdadera van a negarse a cambiar de parecer, ya que su "respuesta" original es"sagrada".
ResponderEliminarPor supuesto que no es 4.... hay que ser muy ignorante para pensar eso.
ResponderEliminarLa respuesta es 42.
A la vida, el universo y todo lo demás
Eliminar· “Por tanto, ante las eternas preguntas de ¿cómo surgió el universo?, ¿cómo apareció la vida o la consciencia humana? y similares lo mejor y más prudente es seguir buscando, por supuesto siempre con la inestimable ayuda de la ciencia “
ResponderEliminarLa religión no es respuesta a preguntas del estilo que usted comenta. LO cual no significa que algunos fundamentalismos religiosos así lo crean.
En cierta manera, lo religioso está relacionado con el modo de sentirnos instalados existiendo en una realidad contingente y enigmática en última instancia. Refiere más a preguntas como ¿Qué fin tiene el hecho de saberme y estar existiendo? ¿Por qué algo en vez de nada? ¿Por qué y para qué existo y existe la realidad y yo en ella?... Preguntas que no tienen sentido científico, que no tienen respuesta, pero que interpelan a nuestro modo de sabernos y estar existiendo. La religión no responde a esas preguntas de manera racional y por eso si es respuesta esta es una “respuesta íntima y personal de fe” y jamás una respuesta exclusivamente racional, y menos científica. Tales preguntas no son posibles de responder racionalmente, pues la razón se siente desbordada por dichas preguntas. De hecho, alguna filosofía analítica, lo más que ha podido hacer es establecer que dichas preguntas tal vez no tengan sentido dentro del ámbito en donde tienen sentido las preguntas científicas; o desde la psicología evolutiva, esas preguntas quedan como ficticios “ efectos colaterales” de estructuras naturales cuya función biológica apunta hacia un “lado equivocado”. Sea como sea, el hombre es un animal religioso, pues se siente estar en una realidad que le desborda, contingente, enigmática, y él se sabe instalada en ella sin fin, sin razón alguna, mortal…pero paradójicamente siendo.
El ejemplo que usted pone con el “chiste grafico” o con preguntas como “¿Cómo surgió el universo?” como respondidas por la religión, yo creo que la religión no las responde; sino que humaniza el enigma, lo hace nuestro, lo sacraliza, lo pone como luz sobre nuestra existencia dando sentido transcendental a nuestra existencia desde una fe que hay que acrecentar.
Dicho de otro modo, la religión no es algo “útil para dar respuesta a enigmas” (no en esencia, otra cosa es lo que una superficialidad religiosa haga). No puede considerarse desde el ámbito de la utilidad responsiva lo religioso; sino desde el ámbito enigmático de la vida, de la enigmática existencia. Los modos propios donde adquiere sentido la utilidad, las respuestas, la resolución de enigmas, lo propio de nuestros modos cotidianos de vivir, no sirven para entender el hecho religioso de manera radical. Lo religioso hace vernos precisamente que las utilidades son inútiles, que las respuestas científicas no responden, ni pueden responder las preguntas que nos acecha e interpelan que antes comentaba. La vida donde esas utilidades cobran utilidad, es inútil para la donación enigmática que la realidad instala en el enigma y la transcendencia al hombre, en la imperiosa necesidad religiosa. La religión trastoca el modo de ser cotidiano, y parece querer llevarnos a la fuente elemental, primaria y última de la vida, de la existencia, donde lo racional pierde todo sentido.
Un saludo