Una práctica habitual de los creyentes es agradecer a su dios
particular cualquier hecho positivo acaecido en sus vidas.
¿Que tú hijo aprueba esas matemáticas que había repetido
consecutivamente durante 3 años? Gracias a Dios. ¿Que tu padre se ha recuperado
con éxito de una operación a corazón abierto? Loado sea nuestro señor
Jesucristo, que los cirujanos sólo pasaban por allí. ¿Que tras semanas
enterrados en una mina los
equipos de rescate devuelven a la superficie a docenas de mineros chilenos?
Agradezcamos a la Virgen de Acullá o a San Apapurcio de Asís la buena nueva,
aunque los especialistas en rescates se haya dejado la piel en el intento. ¿Que
en un accidente de aviación sobrevive un pasajero musulmán? ¡Alá es grande!,
aunque por supuesto nadie le culpe después por la muerte de los otros 200 viajeros
hechos picadillo entre el amasijo de restos carbonizados del aparato.
Ahora bien, en el caso de que una gigantesca
grúa caiga sobre la principal mezquita de La Meca debido a una fuerte
tormenta y mate llevándose de paso la vida de decenas de piadosos fieles que se
encontraban rezando en ese fatídico momento en tan sagrado lugar ¿no sería para
que muchos musulmanes se replanteasen su fe ante ese tan evidentemente iracundo
Alá que tan criminalmente ha asesinado a sus acólitos? ¿o es que todos los fallecidos eran tan pecadores que el dios de los beduinos no tuvo más remedio que enviarlos directamente al infierno?
Los caminos de Alá son inescrutables...
ResponderEliminarY hala, a seguir tragando :P
"Virgen santa, virgen pura, haz que apruebe esta asignatura"
ResponderEliminarEra la frase que las niñas de mi época (tengo 54 años) poníamos cada principio de curso en todos los libros de texto. El otro día, buscando en el trastero encontré uno de esos libros. Sonreí al ver la frase y recordé que, fue el darme cuenta un día de que, por mucho que le rezase a la Virgen y pusiese velas a los santos, si yo no estudiaba jamás aprobaría nada. Ese pensamiento, unido la la duda de que Dios fuese tan bueno y tan buen padre ya que permitía tanto dolor y sufrimiento en el mundo propiciaron el inicio de mi ateísmo.