Después del terrible suceso de Olot, en donde un niño murió
por una simple difteria al no haber sido vacunado, parece que algo se empieza a
mover entre el colectivo médico.
El
presidente del Colegio de Médicos de Barcelona ha propuesto la suspensión
del ejercicio de los facultativos que avalen y promuevan los discursos
antivacunas ante sus pacientes teniendo en cuenta que incumplen el Código
Deontológico. Un valiente paso en la buena dirección, porque lo que es del todo
incomprensible es que hasta ahora un médico pueda posicionarse contra una de
las más efectivas herramientas que ha inventado el ser humano, responsables de haber
salvado la vida a cientos de millones de personas, relegando al olvido a
algunas de las plagas más terriblemente mortíferas que han asolado a la
Humanidad desde aquellos lejanos tiempos en los que nuestros antepasados
comenzaron a domesticar plantas y animales con el consiguiente riesgo para la
salud humana.
Ahora bien, tal
y como denuncia Naukas en su web, resulta que bien haría este órgano
colegial en empezar a limpiar su propia casa, porque sorprendentemente ese
mismo Colegio de Médicos de Barcelona apoya cuando no fomenta el uso de las más
variadas pseudomedicinas, que además de estafar impunemente a personas con poca
formación científica pueden poner en riesgo la salud y la vida de estos
incautos tal y como ha ocurrido en el ya tristemente famoso caso de Olot.
Lo triste es que algo como esto tenga que ser "noticia" en nuestros tiempos. A veces pienso que el ser humano anhela volver a las cavernas.
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