Que las religiones imponen absurdas obligaciones a los
adocenados creyentes es del todo sabido. Pero a veces estas pueden llegar a las
más increíbles y desatinadas situaciones.
Imaginen el problema que tienen ahora los más de un millón de musulmanes piadosos que viven en los países nórdicos de Europa o América.
Según las inflexibles órdenes escritas por el beduino pederasta, durante este
reciente Ramadán no han podido comer alimento ni beber liquido algunos desde la
salida del sol hasta su ocaso, así como tampoco han podido mantener relaciones sexuales durante esas horas.
El problema es que en Estocolmo o Helsinki actualmente el día dura unas 20 horas y en las ciudades más al norte la noche puede ser mucho más corta todavía. Resultado, pues el piadoso creyente se queda prácticamente al borde de la inanición para después darse una pantagruélica cena de dos o tres horas que le ayude a reponer fuerzas para el siguiente día y fornicar como conejos durante los 10 o 15 minutos restantes o se expone a desatar la ira de ese tan ignorante diosecillo del desierto que fue incapaz de prever que algunos de sus dementes seguidores acabarían viviendo en el helados dominios de papa Noel y sus renos.
Claro que como el Ramadán es una festividad lunar que va desplazándose por el calendario pues dentro de unos años caerá dentro del crudo invierno ártico y entonces con noches de 20 o 23 horas pues los piadosos musulmanes podrán comer a todas horas, guardardando el preceptivo ayuno en los escasos minutos que dure esa mínima noche polar. Además también podrán copular a casi cualquier hora del día. Por tanto, los musulmanes inteligentes bien harían el pasar el Ramadán en el norte de Escandinavia o en la Patagonia austral según qué años.
El problema es que en Estocolmo o Helsinki actualmente el día dura unas 20 horas y en las ciudades más al norte la noche puede ser mucho más corta todavía. Resultado, pues el piadoso creyente se queda prácticamente al borde de la inanición para después darse una pantagruélica cena de dos o tres horas que le ayude a reponer fuerzas para el siguiente día y fornicar como conejos durante los 10 o 15 minutos restantes o se expone a desatar la ira de ese tan ignorante diosecillo del desierto que fue incapaz de prever que algunos de sus dementes seguidores acabarían viviendo en el helados dominios de papa Noel y sus renos.
Claro que como el Ramadán es una festividad lunar que va desplazándose por el calendario pues dentro de unos años caerá dentro del crudo invierno ártico y entonces con noches de 20 o 23 horas pues los piadosos musulmanes podrán comer a todas horas, guardardando el preceptivo ayuno en los escasos minutos que dure esa mínima noche polar. Además también podrán copular a casi cualquier hora del día. Por tanto, los musulmanes inteligentes bien harían el pasar el Ramadán en el norte de Escandinavia o en la Patagonia austral según qué años.
Imagina un expedicionario musulman pasando el ramadan en el casquete polar diurno. 6 meses literales de sol, sin comer y con un frio de tres pares de narices. Para mi que no duraria ni 4 dias. En fin, es lo que tienen las creencias religiosas absurdas, que estan por encima de la salud tanto fisica como mental.
ResponderEliminarLos obtusos materialistas- que tan listos os creéis- no entendéis que más allá de la creencia en el más allá o en un ente superior, las practicas religiosas esconden tradiciones y ritos que tienen un significado antropológico, histórico e incluso psicológico.
ResponderEliminarEl ascetismo del ramadán no es ni más ni menos que un ejercicio de autocontrol y de depuramiento físico y espiritual...en fin qué voy a contarles a los obtusos materialistas cuadriculados que se creen el sumun d ela historia humana por no creer en nada al contrario que todas las civilizaciones y ancestros desde hace decenas de miles de años.
Los ateos no creen en Dios, y me parece bien, pero creen en Apple y en la utopía progresista(un milenarismo y un antropocentismo humanista absurdo)
ResponderEliminar“las practicas religiosas esconden tradiciones y ritos que tienen un significado antropológico, histórico e incluso psicológico.”
Claro que sí: mutilaciones genitales, discriminación sexual, persecución de ateos, homosexuales o miembros de otras religiones, maltrato psicológico a la infancia y un largo etcétera de significados a cual más terrible y fanático.
Por cierto nunca dejaré de sorprenderme de que un creyente idiotizado por zarzas ardientes o dioses elefantes se permita el lujo de llamar a otros “obtusos”. Misterios insondables de la prepotente ignorancia religiosa.