Aunque sea del todo habitual, no por ello puede dejar de indignar la absoluta prepotencia de los jerarcas religiosos, que saltándose las más elementales normas éticas son capaces de delinquir impunemente, sin ningún tipo de responsabilidad.
Así hoy he leído dos noticias que muestran de la manera más evidente la criminal prepotencia de altos dignatarios de las dos principales religiones del mundo: cristianos y musulmanes.
El primer protagonista es el incalificable y montaraz obispo de Granada, vergonzantemente famoso por su ofensiva ignorancia y su perenne machismo. Pues bien, este lamentable sujeto lleva semanas saltándose la ley al negarse a colaborar con la justicia en el terrible caso del clan de sacerdotes pederastas y violadores, pero en lugar de haber sido detenido por encubrimiento y entorpecimiento del proceso judicial, el magistrado simplemente le apercibe para que colabore. Cualquier otro ciudadano español llevaría ya tiempo entre rejas meditando sobre sus acciones, pero claro en este papanatas país humillado ante la iglesia es inconcebible que un obispo por muy criminal que sea pise la cárcel a no ser que lo haga de visita guiada.
Y si el primero es malvado, el segundo quizás sea todavía peor si cabe. Un clérigo musulmán estadounidense que dejaría a la altura del betún a cualquier fanático ayatola de Irán o Arabia Saudí se ha permitido declarar en directo en una TV estadounidense que aquellos que osen dibujar caricaturas del demente profeta pederasta beduino merecen la pena de muerte, al paso que justificaba el reciente atentado fallido en Texas contra una exposición de caricaturas de Mahoma. Y por supuesto, en nombre de la sacrosanta libertad religiosa este fanático criminal pues podrá seguir incitando a la yihad de la manera más impune.
El primer protagonista es el incalificable y montaraz obispo de Granada, vergonzantemente famoso por su ofensiva ignorancia y su perenne machismo. Pues bien, este lamentable sujeto lleva semanas saltándose la ley al negarse a colaborar con la justicia en el terrible caso del clan de sacerdotes pederastas y violadores, pero en lugar de haber sido detenido por encubrimiento y entorpecimiento del proceso judicial, el magistrado simplemente le apercibe para que colabore. Cualquier otro ciudadano español llevaría ya tiempo entre rejas meditando sobre sus acciones, pero claro en este papanatas país humillado ante la iglesia es inconcebible que un obispo por muy criminal que sea pise la cárcel a no ser que lo haga de visita guiada.
Y si el primero es malvado, el segundo quizás sea todavía peor si cabe. Un clérigo musulmán estadounidense que dejaría a la altura del betún a cualquier fanático ayatola de Irán o Arabia Saudí se ha permitido declarar en directo en una TV estadounidense que aquellos que osen dibujar caricaturas del demente profeta pederasta beduino merecen la pena de muerte, al paso que justificaba el reciente atentado fallido en Texas contra una exposición de caricaturas de Mahoma. Y por supuesto, en nombre de la sacrosanta libertad religiosa este fanático criminal pues podrá seguir incitando a la yihad de la manera más impune.
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