Si se da un repaso a la historia es fácil comprobar que
muchas veces los ejércitos del mundo han sido de las primeras instituciones en
aplicar el nuevo conocimiento, desgraciadamente siempre con espurios intereses
como conquistar territorios extranjeros y matar a los enemigos. Entonces
¿porqué desdeñan las más poderosas armas?
Porque si de algo se puede acusar a los diferentes ejércitos
del mundo es de ser muy poco escrupulosos en las maneras, de tal forma que para
ellos la consigna de "el fin justifica los medios" parece estar
grabada en piedra.
Sin embargo, sorprendentemente ninguno de los generales que ha dirigido a
sus huestes armadas durante nuestra ya larga y muy sangrienta historia han
utilizado o utilizan para derrotar al enemigo a esas poderosísimas fuerzas que
según los entendidos nos acompañan desde los albores de nuestra especie. Me
refiero a ese conjunto de poderes paranormales o también llamados psíquicos,
que más bien parecen salidos de la fértil imaginación de un dibujante de
cómics, como la telequinesia,
la profecía, el aporte, la visión remota, la telepatía, la bilocación, la intangibilidad, la precognición, la clarividencia o la piroquinesis, que les permitiría ganar batallas y conquistar
naciones de manera rápida, eficiente y
precisa sin necesidad de invertir miles de millones de euros en adiestrar
soldados, comprar carísimo armamento y dedicar años y años a tejer invisibles redes de
espionaje en las naciones enemigas.
¿Se imaginan un ejército capaz de hacer invisibles a los tanques,
de hacer chocar a los buques de guerra del enemigo, de adivinar lo que piensan
y lo que saben los generales contrarios, de abrasar a la infantería contraria,
de mover a su antojo y de manera instantánea a sus propios soldados o de
adivinar el futuro? Poderes todos ellos en los que son supuestamente expertos miles
y miles de médiums, adivinos, psíquicos, chamanes y demás mediadores del mundo
espiritual.
Porque si estos supuestos poderes tuvieran el menor viso de
posible existencia real no duden ni por un momento que a día de hoy todos los ejércitos del mundo estarían
formados por divisiones completas de telequinésicos, mediums o adivinos,
habiendo dejado para los libros y los museos de historia militar a esas
anticuados fusiles de asalto, ametralladoras, cañones, aviones de combate,
buques de guerra y hasta las armas atómicas tal y como muy cómicamente relata
la película "Los
hombres que miraban fijamente a las cabras".
Sin duda que abundan las pruebas acerca de la inexistencia de las facultades paranormales. Pruebas que se hallan al alcance de cualquier persona normal que se interese en conocerlas. Pero son muchos los charlatanes y también muchos los que creen en estos pretensos poderes, sea por ignorancia o por necesidad psicológica. Tampoco ningún astrónomo del mundo ha visto un OVNI, y eso que son miles y miles las horas dedicadas a la observación de la bóveda celeste. Pero hay gente que necesita creer que nos visitan seres de otros mundos. A veces pienso que esto de luchar contra la superstición y la charlatanería es como un diálogo de sordos. El creyente no razona, sólo cree. ¡Y nosotros pretendemos convencerlo de su error con razones!
ResponderEliminarLlevas toda la razón.
ResponderEliminarSolo un pequeño detalle. OVNIS se han visto muchos, un OVNI, no es más que un objeto volador no identificado, tendemos a confundir esto con el hecho de que algunos creen que cuando se ve un OVNI, se trata de un platillo volante lleno de hombrecillos verdes, ese es el error y eso es la farsa y la charlatanería, pero los OVNIS, existen, ya que son solo eso, objetos que no se han podido identificar, que bien puede ser un avión, un pájaro etc.
Saludos
Cuando Michael Madison dice que ningún astrónomo ha visto un ovni, quiere decir que los astrónomos saben lo que están viendo, o sea, para ellos no es un objeto no identificado.
EliminarJuancar
ResponderEliminarDe acuerdo: OVNIs muchos, aliens cero.