El virus de la fe es mucho más peligroso que el Ébola

Un nigeriano sospechoso de estar infectado por Ébola fue puesto en cuarentena y tras desarrollar los síntomas de la enfermedad, se escapa del hospital, apagó su teléfono móvil para no ser rastreado y se desplaza hasta otra ciudad en donde un médico amigo le trata ¿cómo y con qué medios? mientras se encuentra hospedado en ¡un hotel!. Como pueden ver todo un disparate. Pero no se vayan que todavía hay más.

Debido al contacto con el paciente infectado el propio doctor acaba contagiándose y hasta morir de Ébola siguió haciendo su vida normal: viendo, tratando e incluso operando pacientes en el hospital, reuniéndose con familiares y amigos en una fiesta e incluso hasta con compañeros de su congregación religiosa para realizar juntos una ceremonia curativa de imposición de manos (no sabemos si al amigo paciente foco original de todo este nuevo rebrote o a cualquier paciente del hospital). 

Total, que se calcula que el médico se relacionó con varios cientos de personas a las que ha podido trasmitir el peligrosísimo virus de tal manera que ya al menos su esposa y un paciente del hospital han sido identificados como infectados por el virus.

En resumen, un despropósito que en este caso incluye a un médico que supuestamente comprendía la gravedad de a lo que se enfrentaba, aunque si este señor se dedicaba a la sanación por la fe como método médico alternativo se “entiende” mejor su negligente y criminal comportamiento: el virus de la fe (el más peligroso de todos) destruye toda capacidad de raciocinio. Y el problema es que parece que no es el único iluminado con el que nos encontramos en el caso de la epidemia de Ébola. Parafraseando a los cristianos ¡ QUE dios NO nos asista!