Desastrosamente la famosa y suicida “sanación por fe” se
extiende cada vez más por todo el mundo. Y es en los países más pobres y
atrasados donde por desgracia está arraigando con más fuerza esta criminal
manipulación de los más ignorantes de nuestros congéneres.
Así en el pequeño país africano de Zimbabue hay miles de
personas adeptas a los cultos más fanáticos e intransigentes de la poliédrica
cristiandad. Y estas sectas suelen tener por bandera la más rigurosa
literalidad de ese infortunado libro, resultado de las alucinaciones de unos ignorantes hebreos perdidos en la noche de los
tiempos, que es la Biblia. Y como en ella se comenta mentirosamente (aunque eso
es del todo indiferente para los alineados seguidores del nazareno
extraterrestre) que Iahvé, de vez en cuando (en realidad en escasísimas ocasiones
a tenor de lo que cuenta la propia Biblia) se apiada de sus pobres seguidores,
eliminando milagrosamente alguna de la infinidad de ponzoñosas enfermedades que
en su infinita sabiduría y ¿bondad? tuvo a bien inventar para torturar por los siglos de los siglos a esta
siempre díscola y pecadora humanidad, con un milagrito
sanitario (eso sí siempre después de infinidad de ruegos, súplicas y años y
años de sufrimiento y postración, porque como decía muy sabiamente mi anciana abuela "a este
mundo se viene a sufrir y a penar") para uno de sus miles de millones de dementes
seguidores (por cierto con una probabilidad estadística infinitamente menor que
la de acertar la lotería 10 veces seguidas) pues entonces ¿para qué acudir al
médico, que seguramente es un hereje o lo que es peor un ateo y así condenarse
a las
calderas de Pedro Botero por toda la eternidad?
Pues esto mismo es lo que piensan miles de seguidores de las más variadas
sectas apostólicas en la atrasada nación zimbabuense, con el inexorable
resultado de cientos
de muertos por falta de asistencia sanitaria. Y como siempre, quien se
lleva la peor parte de esta insana creencia son madres gestantes y sobre todo los
pobres niños, hijos de esos fanáticos padres cristianos que rezan y rezan sin
parar a ese siempre esquivo y malévolo diosecillo del desierto palestino en
busca de una curación milagrosa que inevitablemente nunca llega. Pero eso sí rindamos
el debido y arrobado respeto a las sacrosantas e inviolables creencias
cristianas.
Matizo algunas cosas. Los unicornios existen, solo que no son ungulados sino cetáceos y viven en el mar. También se llaman narvales y su nombre científico es Monodon monoceros. El aura no existe, pero se ve. Es una ilusión óptica de la que puede disfrutar cualquiera que siga las adecuadas instrucciones. Algunos aspectos del vudú funcionan. Lo explica perfectamente Lars von Trier en su película "Rompiendo las olas". Solo que en ella el que hace de "mago" es un pastor protestante.
ResponderEliminarLos narvales no tienen cuerno es un diente.....
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