Impunidad de las élites y represión contra los trabajadores

En un país en donde la alta delincuencia campa a sus anchas, nuestro represor gobierno sigue con su estrategia de persecución de la disidencia.

Así mientras cientos de políticos corruptos y malversadores siguen disfrutando de coche oficial y sueldo público, mientras los banqueros y especuladores que han destruido la economía de este país siguen con sus sueldos y sobresueldos millonarios, mientras filofascistas de todo tipo continúan haciendo vergonzante apología del genocidio y del franquismo, mientras los sotanados de turno difunden su mensaje de intolerancia, sexismo y homofobia con el dinero de nuestros impuestos resulta que la policía y el sistema judicial consumen sus escasos recursos en perseguir a quienes muestran su desaprobación o luchan por mantener las mínimas condiciones de los más desfavorecidos. Porque sólo así se puede entender que en este país asolado por la delincuencia de guante blanco la fiscalía haya pedido condenas que suman cientos de años de prisión (como si de terroristas se tratara) para los componentes de los piquetes de las recientes huelgas. Y por supuesto la extorsión, la amenaza o la coacción por parte de las empresas hacia sus trabajadores para que no secundaran las huelgas no se persigue ¡impensable recriminar al empresario su libre ejercicio de subyugar al trabajador! sino que se fomenta y se protege desde todos los ámbitos gubernamentales.