Lo bueno para un científico ateo con poco tiempo libre (por
estar ligado al absorbente mundo de la investigación) es que se puede disfrutar
de las fiestas supuestamente religiosas en estas España nuevamente
nazionalcatólica en momentos difícilmente irrepetibles y extraerles un grato e
irónico recuerdo. El pasado día 7 de enero y gracias a la dispensa de la
fiesta de Reyes que hizo del terrible lunes laboral madrileño un día de asueto
pseudoreligioso me encontraba en casa, tras una buena comida (y no es porque la
hubiera cocinado yo, que con toda modestia mis familiares y amigos no me
consideran un mal cocinero) regada con un muy decente vino del país y en
compañía de mi chica (porque para mí sigue siendo la misma chica que conocí a
principios de los ya desgraciadamente lejanos años 90) con la que convivo en pecaminoso
concubinato desde hace ya dos decenios (sufrid, monseñores Rouco, Cañizares, Reig
Pla y demás castrados sotanados que nunca conoceréis la felicidad del pecado
que tanto abomináis) y en ese momento en el que hay que decidir si nos abandonamos
tras la gula al grato sopor del sillón del salón, encendimos la TV y conectamos
con el programa de Grandes
Documentales de la 2 en la que se iniciaba en ese momento un documental de
la BBC titulado en español Monos
Inteligentes del cual desgraciadamente no he podido encontrar un link
adecuado en castellano, aunque se encuentra disponible en Youtube en inglés.
En dicho documental se mostraban diversos comportamientos "humanos"
totalmente reconocibles en multitud de diversos de nuestros primos los monos.
Así se observan pequeños infantes de monos entregados al aprendizaje tocando y
experimentando con diversos animales (saltamontes, reptiles, etc) sin dañarlos
o matarlos al igual que se ejercitan nuestros bebés explorando el entorno.
También aparecen los monos
gelada de Etiopía con su sociedad superpoblada, estresante, interactiva y desgraciadamente
llena de chismorreos, lo que sugiere que nunca seremos capaces de eliminar los abominables
programas del corazón que pueblan nuestras televisiones a todas horas, ya que
si es un mecanismo evolutivo conservado durante millones de años difícil lo
llevamos. Sorprendente el comportamiento de un pequeño mono (creo que un
capuchino, perdonen mi relax etílico) que se dedicaba a comer cerca de la pared
de un acantilado, no sólo para protegerse de los felinos depredadores, sino que
en un alarde de inteligencia cuando huye subiéndose a la pared escarpada del
mismo no se queda inmóvil pero seguro hasta que el cazador se canse de su
búsqueda, sino que se dedica a tirar al vacio todas las piedras que encuentra a
su paso para intentar alejar o incluso herir al terrible depredador. Increíble
el astuto mono, hundido en el más profundo abismo de la terrible e inexorable jerarquía de
grupo, que es capaz de imaginar que su única manera de alimentarse sin ser
molestado por los poderosos machos del clan es fingir una llamada de peligro sobre una
serpiente para que el resto del grupo se suba a los protectores árboles y así
poder alimentarse de un pequeño huevo que ha descubierto previamente en el
suelo y con ello iniciar el peligroso juego del engaño que ha sido tan
desarrollado hasta casi la perfección por nuestra propia especie. Impactantes
son las imágenes de una banda de monos que cuando un miembro ha muerto en un
enfrentamiento por el poder del grupo, bajan de los árboles, rodean silenciosamente
al difunto y durante un buen espacio de tiempo alejan de forma triste a la miríada
de moscas que se abalanzan en tropel sobre el cadáver, en un comportamiento que
únicamente puede ser definido como de ritual claramente funerario. Increíble el nivel de coherencia conseguido por ocho especies de monos capaces de desplazarse de
forma coordinada por la selva (desde el suelo hasta las copas más altas de dosel
selvático, cada una en su respectiva altitud) y que entienden y traducen las
respectivas señales de alarma emitidas en los "idiomas" de las otras
especies para conseguir un mayor grado de seguridad juntos que en solitario. Y
ya para terminar terrible el nivel de sofisticación de grupos de pequeños monos
que hacen la guerra a sus congéneres por el territorio (de tal forma que la
mortalidad en estos enfrentamientos es superior a la debida a sus depredadores
naturales) pero que después cuando vuelven al árbol que cobija al grupo, los
miembros residentes del clan son capaces de perder su tiempo en intentar curar las heridas
de los combatientes en una dual mezcla de hostilidad guerrera y compasión hacia
los heridos digna de cualquiera de las grandes novelas de la literatura bélica.
En fin, que pienso que documentales de este tipo, por cierto
emitidos por la TVE absolutamente dominada por el cristianofascismo de nuestros
piadosos gobernantes actuales (menos mal que todavía queda un rayo de esperanza
y no se han enterado opusinos, kikos y legionarios de Cristo del terrible ateísmo
que destilan estos impíos documentales), deberían ser obligatorios en colegios para
enseñar a nuestra infancia y sobre todo en iglesias para iluminar a obtusos
creyentes en su ignorante cerrazón de que el ser humano es único en la
Naturaleza por una absurda elección divina.
"(sufrid, monseñores Rouco, Cañizares, Reig Pla y demás castrados sotanados que nunca conoceréis la felicidad del pecado que tanto abomináis)"
ResponderEliminarYo creo que los juzgas demasiado castos, demasiado célibes, demasiado sinceros a estos hipócritas de profesión.
En fin, en todo lo demás, aplaudo tu artículo.
Saludos,
Jesús
EliminarA la vista de los miles de casos de pederastia descubiertos en toda la cristiandad pienso que los sotanados son más bien pervertidos que partidarios del sexo normal.
Saludos
Tengo este blog entre mis favoritos. Cuando lo abro siento una afinidad y solidaridad en todo lo que leo. Yo como millones de ateos he sido víctima de la represión religiosa encaminada a destruir el librepensamientio en pro de la irracionalidad déica y torticera.
ResponderEliminarFelicitaciones por el blog. Es magnífico.