Leo con una mezcla de asombro y estupor en la web Efeverde
que el célebre “investigador y experto” Masaru Emoto ha venido a
España a dar una conferencia en Madrid sobre las propiedades de la
cristalización del agua. En principio puede parecer un tema de escasa
relevancia y menor interés mediático. Pero no, resulta que nuestro insigne
experto ha realizado unos experimentos asombrosos que podrían ser merecedores
del premio Nobel de Química y que consisten en analizar el efecto que tienen
diferentes estímulos sobre las moléculas de agua y sus propiedades de
congelación. Así, Masaru
observa como cristaliza el agua al congelarse en presencia de diferentes
palabras y por ejemplo, con la palabra “ángel” aparecen unos bellos cristales
como se muestra en la siguiente fotografía
mientras que cuando se realiza el proceso bajo el influjo de
la palabra “demonio” vean el resultado
un conjunto amorfo y bastante feo. No me digan que no es
maravilloso. Pues el sr Emoto ha continuado experimentando con todo tipo de
conceptos, ideas, palabras y música.
Con respecto a la música, cuando se interpreta la canción de
Elvis Presley "El Hotel de la Tristeza", el resultado es que los
cristales se parten en dos mitades. Imagino que por la congoja. Si las muestras
de agua “escuchan” palabras negativas o heavy metal (que ya sabemos que es
música satánica y de Carabanchel, como diría Santiago Segura
interpretando al rockero Jose María en la genial película “El día de la Bestia”)
el agua no forma cristales sino estructuras caóticas y fragmentadas. Lo mismo
pasa cuando “se enfocan” pensamientos o emociones negativos, que el agua sufre
y deja de forma bellos cristales para desarrollar una estructura
amorfa y fea. Hay que ver lo sensibles que son los dichosos cristalitos de hielo.
En resumen, que a partir de ahora seré amable y respetuoso
con mi congelador, le pondré música clásica y adornaré la cocina con bellas
reproducciones de paisajes para que así, en justa compensación el agua
cristalice adecuadamente y poder obtener cubitos de hielo bellos, positivos y armónicos
con lo que muy probablemente este verano seré la sensación de las fiestas
obteniendo unos mojitos espectaculares gracias al Sr Emoto.
"En resumen, que a partir de ahora seré amable y respetuoso con mi congelador"
ResponderEliminarJajaja eso ha sido bueno.
Me pregunto si funcionará también a escala fundamental.
Quizás si le pongo algo de Beethoven a un fotón, se pare a escuchar sus bellas melodías, y así se viole el principio de incertidumbre. Sería un gran descubrimiento.
En fin, uno ya no sabe si reir o llorar.
Un saludo y sigue con el blog.
Puede ser simplemente una rigurosa e interesnate investigación pero, cuidadín, que detrás de eso de la memoria del agua andan a veces metidos los magufos homeopáticos que, como ssupongo que conoces, son muy poderosos en algunos paises como Francia .
ResponderEliminarSorprendido he quedado
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