La
secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, ha escrito una
carta a la prestigiosa revista Nature para justificar los
brutales recortes de los presupuestos de investigación acaecidos en los últimos
años en España.
Dos
han sido sus principales argumentos. El primero que España no puede mantener a
tanto científico. Contra esta mentirosa e insultante afirmación se podrían presentar
infinidad de datos, pero simplemente comentar que España se encuentra a la cola
en inversión científica de todos los países desarrollados (como ya indiqué en
una entrada
anterior) se mida como se mida: porcentaje del PIB, número de
investigadores por cada mil habitantes, etc. Pero claro es el mismo argumento
que están machaconamente difundiendo sus compañeros de gobierno para intentar
convencernos de que debemos desmantelar la sanidad o la educación públicas,
mientras se mantiene inalterable la sangría de diez mil millones de euros
anuales para financiar las locuras antidemocráticas de nuestros obispos
ultramontanos.
Y el segundo ha sido que estos brutales
recortes permitirán seleccionar y promover a los mejores científicos para producir
una investigación de excelencia en España. Y aquí nuestra máxima responsable científica
comete un error tan monumental que me cuesta creer que sea no intencionado, porque ello
indicaría un grado tal de desconocimiento irreflexivo que no sólo la
incapacitaría para su actual cargo sino incluso para seguir en ciencia.
La secretaria de estado parece no
entender que para que existan algunos grupos o centros de excelencia (porque es
imposible que todos los científicos de una nación sean “excelentes”, ya que ni
siquiera las grandes potencias científicas mundiales lo han conseguido) en un
país hay que haber tenido, cuidado y financiado durante décadas y décadas otros
muchos grupos y centros de investigación normales de donde poder ir seleccionando
y promocionando a los mejores. Ello es así porque los científicos brillantes no
aparecen de la nada, se van formando dentro de un entorno adecuado. Señora Vela,
los milagros NO existen y los duros a peseta tampoco. Por poner un ejemplo
fácil de entender, sería la misma disyuntiva del fútbol. Si se quiere tener un
buen equipo con los mejores jugadores sólo existe dos opciones:
1.- O la de los grandes clubs mundiales
tipo Real Madrid, Barcelona o Bayern de Munich repletos de dinero y que por
tanto pueden atraer y comprar a cualquier jugador del mundo a base de
talonario. En ciencia este ejemplo serían los EEUU, Alemania, Suiza, etc pero
claramente España no entra dentro de esa categoría por sus históricos
escuálidos presupuestos en investigación.
2.- O bien se puede ir invirtiendo en
la cantera con vistas al largo plazo, trabajando día a día el fútbol base, con
muchos chavales a los que luego se irá promocionando en la medida de sus
aptitudes para quizás llegar a tener años después, con mucho esfuerzo, tesón,
planificación y bastante suerte, uno o varios cracks futbolísticos.
Pero pensar que recortando y recortando
año tras año se va a seleccionar a los mejores científicos, además de suicida
es tomarnos a los investigadores directamente por imbéciles. Porque los científicos
somos también personas normales, no esos arquetipos de individuos aislados en
sus laboratorios, totalmente obsesionados por sus locuras, inmunes al
desaliento y desconectados de la realidad tan del gusto de la literatura o del
cine. Esta selección casi darwiniana que
propone la Sra. Vela sólo sería posible si viviéramos en una sociedad aislada del
tipo de la antigua isla de Pascua antes
de su redescubrimiento por navegantes europeos. En ese caso, los científicos
españoles nos aguantaríamos y continuaríamos en esta horrible carrera de ratas
por la supervivencia profesional, luchando por la cada vez menos abundante financiación
y viendo como nuestros compañeros van cayendo en la lucha. Pero es que encima vivimos
en un mundo globalizado, en donde se da la paradoja que los países científicamente
más avanzados están aumentando su inversión en investigación como forma de salida
de esta crisis. Y esas naciones se encuentran a unas pocas horas de avión. Y
aunque los investigadores no andamos nunca sobrados de dinero, si que tenemos
al menos los pocos euros que cuesta un pasaje aunque sea en compañías aéreas
tipo “lowcost” como RyanAir.
Así que señora secretaria de estado, deje
por un momento esos elegantes y confortables despachos del poder que tanto aíslan
de la realidad y baje un poco a pie de calle, porque lo que va a ocurrir con su
absurda y suicida justificación es que muchos de nosotros, antes de seguir con
esta agonía del juego de las sillas, en donde cada vez tendremos que dar
vueltas más rápidas para ir eliminado a candidatos para que al final solo vaya
a quedar uno como en la película Los Inmortales, haremos las maletas (con gran
pesar por saber que estamos descapitalizando al país de sus mejores mentes) y nos
iremos al extranjero.
Porque no nos engañemos, cualquier buen
científico español con un curriculum decente (bien de primer o de último autor)
puede encontrar trabajo en cualquier país civilizado, en donde se tiene de verdad
en cuenta la ciencia y se apoya la búsqueda del conocimiento. Por supuesto que
si no se tienen artículos de los llamados de alto nivel en revistas como Nature, Science o Cell
no van a ser contratados en la universidad de
Harvard o en el MIT, pero existen
infinidad de universidades y centros de investigación ahí fuera repartidos por
el ancho mundo, llenos de buenos científicos con curriculum similares a los de
muchos de los investigadores que trabajamos en España. Y además se da la triste
paradoja que trabajan en mejores condiciones que nosotros aquí. Yo personalmente
tengo amigos y conocidos en el extranjero que aunque poseen curriculum
similares o incluso inferiores al mío, en cambio su situación profesional, el
reconocimiento y la financiación que reciben en estos centros de investigación
“normales” es infinitamente superior de la que yo dispongo en España. Así que
cada vez que hablamos, con sólo pensar lo que yo podría estar haciendo con esos
recursos se me hace la boca agua.
En resumen, con esta política lo único
que van a conseguir nuestros actuales gobernantes es desmantelar la ciencia y que
en España los investigadores seamos o sean (depende de si al final me quedo en el
país o marcho al extranjero) una especie en peligro de extinción con menos
ejemplares que linces ibéricos, que ya es decir.
P.D.
Dejo el link de la carta de contestación de la Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios de España.
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