Por una vez y sin que sirva de
precedente estoy de acuerdo con el papa católico que ha dicho que el
SIDA en África es un problema ético. Con lo que no estoy de acuerdo en con
su visión de la ética. Lo que no es ético es que en un continente asolado por
esta pandemia en donde hay cerca de 30 millones de infectados él y su grupo de
descerebrados bloqueen y boicoteen los esfuerzos de usar el preservativo como
medio profiláctico. Ya que según este anciano analfabeto y senil “el SIDA no se
combate sólo con dinero, ni con la distribución de preservativos, que, al
contrario, aumentan el problema".
Acabáramos. Pero qué podemos esperar de un carcamal virgen y vetusto que cree
que una paloma extraterrestre le impide equivocarse. Luego este fanático
discriminador y opulento se permite hablar de los derechos de las mujeres (a
las que él menosprecia y discrimina), de los niños (a los que ataca con su
constante defensa de los curas violadores) y de los pobres (él que es dueño de
una de las mayores fortunas terrenales y que vive rodeado de brocados, sedas,
oro y lujos varios en sus inmensos palacios). Además habría que saber cuánto ha
costado a las castigadas naciones de África su vergonzosa visita. Si suponemos
algo parecido a la última que realizó este verano a Madrid, unas decenas de
millones de euros que por supuesto no habrán salidos de las arcas vaticanas. Y
luego se permite el lujo de pontificar sobre gobernantes corruptos y derrochadores.
Menudo sinvergüenza.
Ahora sí pienso mucho que Flanders es el único religioso que aporta cosas muy buenas y eruditas al mundo éste. Aún no sé de un religioso que promueva las cosas que son propias del progreso, o sea, de un religioso que pueda ser considerado como cuerdo. ¿O sí lo hay pero hemos buscado en los lugares más peores? No sé, pero algo puedo afirmar sin equivocarme.
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