Después de años de luchas en los tribunales norteamericanos, la justicia de EEUU acaba de avalar la autorización de la Casa Blanca para financiar con dinero público las investigaciones con células madreembrionarias. Como se sabrá este ha sido un caballo de batalla de los grupos y políticos fundamentalistas religiosos que han comparado estos estudios con el aborto. Con ello se pone fin a dos décadas de prohibición y que ha dificultado enormemente el estudio de tratamientos contra múltiples enfermedades en la primera potencia científica mundial. Pero ya se sabe que el valor espiritual de unas decenas de células indiferenciadas es mucho más importante que intentar curar o paliar el sufrimiento de millones de enfermos y sus familiares. Todos ellos deberían saber tal y como adoctrina el cristianismo “que hemos venido a este mundo a sufrir y a penar”.
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PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
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