Desde hace años se lleva investigando en el uso de terapias celulares para intentar curar diferentes enfermedades o como alternativa a los actuales trasplantes. En la actualidad existen dos diferentes aproximaciones básicas a este tipo de futuros tratamientos. El primero de ellos consiste en el uso de las denominadas células madre embrionarias que fueron aisladas por primera vez en 1998. Estas células únicamente existen en las primeras fases del desarrollo embrionario y son capaces de producir cualquier tipo de célula u órgano corporal. También en las condiciones adecuadas, conservan la capacidad de dividirse y hacer copias de sí mismas de manera indefinida. Además existen infinidad de embriones congelados en las clínicas de fecundación in vitro y que nunca van a ser implantados. En resumen, esta estrategia parece que tiene múltiples ventajas. Pero como siempre, la religión acecha y se encuentra pronta a inmiscuirse mediante sus sagrados dogmatismos y aparece el problema. Así, este conjunto de unas pocas decenas o centenas de células indiferenciadas que os presento a continuación y que es en lo que consiste un embrión congelado en las mencionadas clínicas:
resulta que es para los creyentes en las diversas ramas y sectas del cristianismo un ser humano completo con todos sus derechos individuales y colectivos. Y por tanto no pueden utilizarse en terapias que podrían salvar infinidad de vidas porque en realidad parece que estamos asesinando a uno de nuestros conciudadanos. Por ello algunos investigadores principalmente norteamericanos, imagino que obligados por las restricciones y prohibiciones sobre el uso de células madre embrionarias que se han ido aprobando por la derecha religiosa republicana a lo largo de los años, empezaron a trabajar con la posibilidad de reprogramar células somáticas adultas para que adquieran un estado similar al de pluripotencia de las embrionarias. Ello en principio puede parecer una buena idea que elimina el problema ético-religioso, pero en realidad demuestra hasta qué punto se pueden dilapidar ingentes cantidades de dinero y recursos obligando a brillantes investigadores a perder años de estudio y trabajo en una línea sin futuro por el fanatismo de unos ignorantes alucinados que creen conocer los designios de un aburrido, ignorante y ególatra diosecillo de la Edad del Bronce. Me explicaré.
Una célula adulta somática está absolutamente regulada para realizar sus funciones: célula de la piel, del corazón, etc y además su crecimiento está también totalmente controlado. Ello no es un capricho de la naturaleza sino que es la base del funcionamiento de un organismo complejo, puesto que generalmente cualquier alteración tanto de esa función preestablecida o como de su capacidad de crecimiento implica la aparición de enfermedad y/o del cáncer. Pues bien, resulta que la forma de poder conseguir que este tipo de células terminalmente diferenciadas se conviertan en células pluripotentes similares a las embrionarias consiste en, como no podía ser de otra manera, modificarlas profundamente mediante la reprogramación celular. La forma en que se reprograman estas células ya debería haber puesto sobre aviso de las dificultades que prácticamente imposibilitan esta aproximación científica, y es que la mayoría de los protocolos usados utilizan bien virus, bien proteínas virales o múltiples genes de control celular fuertemente asociados a cáncer. Como se puede observar, no parece una buena idea modificar una célula adulta con un conjunto de factores claramente asociados con el cáncer o con un virus y luego introducir esas células modificadas desreguladas a un paciente para intentar curarlo de una enfermedad. En todos estos años como científico he sido incapaz de entender el razonamiento de que una célula reprogramada que ha sido fuertemente alterada para parecerse mucho a una célula tumoral pudiera en algún momento ser usada como terapia, pero como a muchos buenos científicos les parecía una idea interesante y ese no es mi campo pues ellos sabrían más que yo del tema. Algunos estudios posteriores ya mostraron diferencias significativas entre los patrones de expresión global de las células reprogramadas respecto a las células madre embrionarias. Otros estudios también mostraron que la reprogramación no era completa y que se mantenía patrones de metilación del ADN que están ausentes en las células embrionarias. A pesar de todos estos indicios que indicaban que no era lo mismo células reprogramadas que embrionarias, se ha seguido trabajando con ellas. Finalmente esta semana se han publicado en la revista Nature varios trabajos (ver links al final de este post) en donde se demuestra claramente que durante el proceso de reprogramación aparecen altas tasas de mutaciones, muchas de las cuales se conoce que están asociadas a tumores humanos. Vamos la puntilla para esta posible estrategia terapéutica aunque imagino que todavía quedarán defensores de la misma. El corolario de todo este asunto, que quizás todavía no ha acabado, es que dejarse influenciar por los dogmatismos de la religión acaba costando un alto precio científico.
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