Así parten de una descompensada trinidad que lejos de ser una única entidad son tres realidades muy diferentes: un “padre” creador de universo, un “hijo” que apareció ayer mismo para dejarse torturar y matar y poco más y una paloma fornicadora cuyo único papel es preñar vírgenes judías.
Luego tenemos un segundo nivel con la supuesta “madre” del hijo, zoofílica confesa y que con el paso del tiempo se ha transmutado en cientos, cuando no en miles, de copias ligeramente diferentes ¡si hasta hay vírgenes Marías negras!
Y después, el tercer nivel está copado por esos dioses de segunda categoría llamados santos, que se han especializado en hacer milagros en parcelas muy específicas, así algunos dan suerte, otros sirven para el amor, otros para el dinero, otros para la salud y así hasta completar todas las egoístas peticiones de los siempre egocéntricos cristianos.
Es por ello, que por mucho que intenten engañar los católicos, son tan politeístas como los antiguos griegos o nórdicos o como los actuales hindúes.
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