Desgraciadamente en la sociedad española nos hemos acostumbrado
de tal manera a los privilegios e imposiciones de la iglesia católica que las
más irracionales decisiones de nuestros nazionalcatólicos dirigentes pasan
desapercibidas sin que nadie proteste o se cuestione lo más mínimo (pues el
grado de servilismo hacia los sotanados que ha alcanzado nuestra sociedad hace que
en poco se diferencie de otras épocas pasadas pero no tan lejanas) estas
intolerables actuaciones gubernamentales.
Porque es intolerable que mientras se desmantela la
enseñanza pública a todos sus niveles: despidos masivos de profesores, recortes
de sueldo y aumento de jornadas lectivas para los cada vez menos docentes
públicos contratados, masificación de las aulas, brutales disminuciones tanto
en el número como en la cuantía de las becas para los alumnos más
desfavorecidos, etc exista un partida presupuestaria que año tras año siga
incólume sin recorte alguno e inmune a las vicisitudes económicas.
Así fuera de la más mínima lógica socioeconómica, que dicta
que en época de crisis los limitados presupuestos deben concentrarse en los
capítulos más importantes, aunque muy comprensiblemente ya que estamos hablando
de nuestros adocenados gobernantes nazionalcatólicos, muchos de ellos miembros
de las más retrógradas sectas católicas, resulta que la
única partida presupuestaria de los presupuestos en Educación intocable es la
referente a los profesores de religión. Así milagrosamente ningún profesor
de religión católica ha sido despedido de su puesto de trabajo. Es más ni
siquiera estos pervertidores de mentes infantiles han visto recortado en cuantía
alguna su sueldo.
Y por supuesto, esto a nadie dentro del colectivo docente parece
importarle. Los mismos docentes que comparten claustro de profesores con estos
parásitos, que sin titulación alguna, sin haber pasado por ningún examen de
capacitación han sido simplemente colocados a dedo por el obispo de turno, callan
y otorgan ante esta medieval política. Y no sólo ellos, los padres por lo que
se ve están tan felices de que su hijo cada vez tenga menos oportunidades de
entender adecuadamente la asignaturas relevantes (matemáticas, lengua,
historia, ciencias, etc) por los recortes, mientras puede seguir "aprendiendo"
como siempre los grandes misterios del catolicismo (discriminación, homofobia,
anticiencia, superstición, sumisión, etc) porque muy seguramente estos
cristianos conocimientos les serán de gran utilidad en un futuro a la hora de
encontrar trabajo en nuestra compleja sociedad del siglo XXI.
Miremoslo por el lado bueno: mientras mas aprieten las tuercas -con la religion-, mas obligado estará un futuro gobierno de derogar TODA la ley de -mala- Educacion. Al menos eso esperamos..............
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