La base del
cristianismo, además de ser absolutamente delirante, es totalmente horrible;
porque bien pensado eso de que una entidad omnipotente se enfade con una
creación que ella misma ha ideado de manera más que imperfecta y que luego,
para olvidar el enfado tenga que transmutarse en un humano, que será
horriblemente torturado y posteriormente ejecutado de la manera más cruenta (un
método de ejecución que utilizaban los romanos para castigar los delitos más
deleznables) es digna del diván del mejor psiquiatra.
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