Es más que curioso que los atletas cristianos siempre
agradezcan a Jesucristo el haber conseguido la victoria, pero dejando de lado
en que si eso fuera verdad deberían ser descalificados por haber hecho trampas,
lo que no se les ocurre nunca a esos descerebrados jugadores es culpar a ese
mismo Jesucristo cuando pierden los partidos, cosa que sería del todo lógica
desde una perspectiva racional. Pero ya sabemos que las ovejas del rebaño cristiano andan muy escasos de luces.
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