Los cristianos apelan a un supuesto Jesucristo histórico que en realidad es muy probable que no existiera, tal y como lo demuestran las múltiples incongruencias de la propia Biblia.
No existe constancia escrita de la existencia de Jesucristo aunque el Nuevo Testamento (escrito muchas décadas después de los supuestos hechos por personas que además no conocieron a ningún posible testigo ocular del nazareno) narra unos hechos de que haber sido reales habrían impactado tanto en la política y la sociedad de Judea y de la propia Roma que sería del todo imposible que no hubiera quedado en los anales de Imperio.
Dos ejemplos. Los evangelistas cuentan la entrada triunfal del nazareno en Jerusalén durante la Pascua Judía, en donde una fervorosa multitud acompaña al profeta colocando sus capas en suelo para que el burro no tocara el suelo y lanzando a su paso flores y pequeñas ramas de árboles. ¿Les suena de algo? Es evidente que el relato es una mala copia de los desfiles triunfales tan habituales en el Imperio Romano, en donde el general invicto hacía una entrada apoteósica en Roma. Por tanto, tan osada provocación en una provincia con múltiples intentos de rebeldía como la Judea de esa época debería haber movilizado a las tropas romanas acantonadas en Jerusalén y alrededores y habría provocado una dura represión que hubiera quedado plasmada en los anales del Imperio.
Y el segundo y todavía mejor ejemplo es el de la muerte del nazareno demente en donde la Biblia narra:
“Al instante, el velo que ocultaba el Lugar Santísimo del templo se rompió en dos de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron, las tumbas se abrieron y muchos creyentes muertos resucitaron. Después de la resurrección de Jesús, esas personas salieron del cementerio y fueron a Jerusalén, donde se aparecieron a muchos.”
Y muy sospechosamente nadie que supiera escribir, ni judío ni romano, dejó constancia escrita de un milagro que debería haber hecho enloquecer a la población y sembrado el pánico por doquier.
Por ello lo más probable es que, tal y como indica el filósofo y experto en religiones Timothy Freke, Jesucristo solo sea otro de los innumerables mitos inventado en una época en donde los mitos eran la práctica cotidiana y que lo único que le diferencia del resto es que sus seguidores se hicieron con el control del Imperio Romano y convirtieron en “verdad” lo que solo fueron delirios de fanáticos religiosos.
"Los cristianos apelan a un supuesto Jesucristo histórico que en realidad es muy probable que no existiera, tal y como lo demuestran las múltiples incongruencias de la propia Biblia."
ResponderEliminarRecordemos que aquí hay dos cosas diferentes y que casi todo el mundo confunde: uno es Jesús de Nazaret, que fue un hombre que muy probablemente existió, que fue seguidor de Juan el Bautista, que se declaró mesías y que por ello fue ejecutado por crucifixión por los romanos. Y el otro es Jesucristo (o "Cristo de la fe"), que es el "Hijo de Dios" que comparte su misma esencia divina y que se encarnó en un hombre, y por lo tanto es un mito y nunca existió en el mundo real. La confusión surge porque ambas cosas comparten el nombre y la segunda se basa en la primera.
Por tanto, hablar del "Jesucristo histórico" es incorrecto porque Jesucristo no es histórico sino un mito. En todo caso sería el "Jesús histórico", que fue un hombre, que se declaró mesías y fue ejecutado por las autoridades romanas como tantos otros candidatos a mesías que pululaban por esa zona en esa época.
Confundir a Jesús de Nazaret con Jesucristo es lo mismo que confundir a Chuck Norris el actor (que es una persona real) con Chuck Norris el de los Hechos de Chuck Norris (que es un mito humorístico surgido en Internet). Y obviamente, negar la existencia del Chuck Norris de los Hechos porque es absurdo no implica que haya que negar también la existencia del actor Chuck Norris.