El insigne Félix Rodríguez de la Fuente hizo esta breve (pero profunda) reflexión hace ya la casi friolera de medio siglo. Sin embargo, poco ha cambiado desde entonces y lo que ha cambiado ha sido claramente para peor.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
Una persona muy evolucionada
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